miércoles, 11 de septiembre de 2019

Carta de Dios - para tu vida.



Recibe mi amable saludo: 
Mientras te levantabas esta mañana, yo te observaba. 
Esperaba que me saludaras y hablaras, aunque fuesen unas cuantas palabras, preguntando mi opinión acerca de algún tema o agradeciéndome por algo bueno que te hubiese sucedido el día de ayer. 

Pero noté que estabas muy afanado(a)… buscando la ropa adecuada que te ibas a poner para ir al trabajo y a otros compromisos. Seguía esperando mientras corrías por la casa arreglándote, creí que encontrarías unos cuantos minutos para detenerte y decirme “HOLA”… pero estabas demasiado ocupado(a)…
Para ver si me percibías, encendí el cielo para ti, lo llené de colores y dulces cantos de pájaros, de la brisa de la mañana… pero en tu afán, ni siquiera te diste cuenta de ello. 

Te miré mientras salias de casa y esperé pacientemente todo el día. Con tantas actividades supongo que… estabas muy ocupado(a) para decirme algo.
De regreso, vi tu cansancio, quise rociarte para que el agua se llevara el stress y la ansiedad. Pensé que regalándote la lluvia, te acordarías de mí. Sin embargo, enfurecido por el clima ofendiste mi Nombre. 

Deseaba tanto que me hablaras… aún quedaban algunas horas de este día. 
pero al llegar a casa encendiste el televisor y seguiste atendiendo los mensajes del celular, Esperé pacientemente mientras veías tu programa favorito, luego cenaste y nuevamente te olvidaste de hablar conmigo.

Te noté cansado(a), entendí tu silencio y apagué el resplandor del cielo pero no te dejé a oscuras. Lo cambié por infinitos luceros en un concierto celeste…en verdad fue hermoso, pero no estuviste interesado en verlo.


A la hora de dormir creo que ya estabas agotado(a) 
Dijiste buenas noches a tu familia, caminaste hacia tu cama y casi de inmediato te dormiste. Acompañé con música tus sueños, mis animales nocturnos se lucieron. No hay problema… porque quizás no te des cuenta que siempre estoy ahí para ti.
Tengo más paciencia de la que te imaginas. Quisiera enseñártela para que puedas tenerla con los demás.
Te amo tanto que espero todos los días que eleves una oración y que percibas que el paisaje que diseño cada amanecer es para ti.
Bueno… te estás levantando de nuevo y no me queda otra cosa que entregarte todo el amor que siento por ti y continuar esperando que hoy me dediques sólo… un poco de tiempo o mejor que me entregues toda tu vida. 
Que tengas un hermoso día…y que agradable saber que hoy si estarás dispuesto para acercarte a mi.
Te bendigo
Atentamente, Jesucristo. 

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