sábado, 19 de noviembre de 2016

Justo


Arturo Castellanos, Justo entre las naciones


La historia de Arturo Castellanos es parecida a la de tantos diplomáticos que salvaron vidas de judíos del Holocausto,

Arturo Castellanos nació en San Salvador en 1893 y murió en la misma ciudad en 1977. Hijo de un general del ejercito salvadoreño, siguió los pasos de su padre y llegó a ostentar el rango de Coronel. 

Realizó estudios militares en Italia, para posteriormente trasladarse a Ginebra, como cónsul de El Salvador. Allí conoció a la que sería su futura esposa, María Schürman, con quién tuvo 3 hijos. Desde el momento de su boda, adquirió la nacionalidad suiza.

A principios de 1944, Hungría claudicaba ante los ejércitos alemanes. Los miles de judíos que vivían en Hungría sabían el destino que les esperaba bajo el yugo alemán. Ya era muy conocido todo lo que estaba sucediendo a los judíos de los países que habían caído antes. Su destino eran los campos de exterminio como Auschwitz-Birkenau, de hecho, ese fue el destino para muchos de ellos*. Una luz de esperanza brilló para muchos cuando llegó a sus oídos que desde la embajada de El Salvador (país desconocido para una gran mayoría) se estaba intentando ayudar a su salvación. 

La idea había partido de George Mantello. George Mandel-Mantello, era comerciante judío de ascendencia húngara a quién Castellanos nombró primer secretario del consulado con el fin de protegerlo de la persecución nazi. Fue detenido por la Gestapo, y pudo haber sido enviado a un campo de concentración, pero el pasaporte que le confería nacionalidad salvadoreña en razón de su cargo lo evitó.

Castellanos y Mantello actuaron a espaldas del gobierno de San Salvador, por su cuenta. Una estrategia que aprovechó los vacíos de información reinantes en medio del caos. En la misma Suiza, la acción no pasó desapercibida tampoco, muchas veces fueron las que temieron acabar en la cárcel por un chivatazo de alguno de los simpatizantes de los nazis que había en suiza en aquellos momentos. 

Miles de salvoconductos fueron llevados a los judíos de Hungría en transportes clandestinos que burlaban las fronteras impuestas por el ejército alemán. Durante meses trabajaron día y noche en la expedición de estos salvoconductos, en la recepción de los nombres que llegaban a su oficina de ciudadanos húngaros de confesión judía y en la elaboración y envío de las cartas de ciudadanía.

Las fotografías no mentían. Rostros de tez clara, cabellos claros, sombreros negros y largas barbas. No eran salvadoreños, pero los soldados alemanes de 1944 no tenían idea de qué clase de país era El Salvador, ni de la apariencia de sus habitantes. Solamente reconocían sellos y firmas de instituciones diplomáticas y eso bastaba para no proceder al arresto que llevó a millones de personas a campos de concentración y cámaras de gas.

Entre 1942 y 1944 se emitieron al menos 13 mil documentos que acreditaban la nacionalidad salvadoreña a matrimonios y familias judío-húngaras, checas, francesas, alemanas y polacas. Algunos de estos certificados habrían amparado hasta 11 personas por documento, con lo que la cifra de personas salvadas por el salvadoreño del exterminio masivo realizado por los nazis podría rondar las 40 mil. Y es así como los “salvadoreños” formaron la comunidad extranjera más numerosa de Hungría.


El 3 de mayo de 2010 Arturo Castellanos fue nombrado Justo entre las Naciones

Designa de manera oficial a un programa de reconocimiento y distinción creada para honrar a las víctimas y los héroes del Holocausto con el objeto de rendir el máximo honor a aquellas personas que, sin ser de confesión o ascendencia judía, prestaron ayuda de manera altruista y singular a las víctimas, 

por su condición de judíos, de la persecución emprendida por el régimen nacionalsocialista del Tercer Reich alemán y otros afines en Europa con anterioridad y durante la Segunda Guerra Mundial.


Historia

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